miércoles, 30 de noviembre de 2016

El recuento de los meses

En el último año me he encontrado solo frente a los aspectos de mi persona que mas me negaba a aceptar, me vi en el viaje de este juego de cartas, tratando de entender mi interior y no fue fácil, no lo es y se que no lo será, pero en esa dificultad ya no veo imposibilidad sino un precio justo por una tranquilidad que muy pocos pueden asegurar tener en sus posesiones y es la del interior, la que habla del equilibrio entre lo racional y lo irracional en cada uno de nosotros, durante mas de un año corrí en busca de formas que me trajeran lo que estas cartas me ofrecían desde un principio aunque en un trago solo en apariencia mas amargo, el de la soledad aceptada, no como evasión del contacto sino como motor del mismo, estar solo para poder estar con los demás, pero este es un mundo de apariencias y yo aún pertenezco a el, por fortuna pues indica que sigo vivo y he comenzado a recordar como se disfrutaban placeres de lo mas simples que me aportan una nueva manera de ver y sentir, mas allá del pensar, ver y sentir desde el interior, como quien vive dentro de una caja de extremas e infinitas conexiones al exterior, entonces los problemas adquirieron otros tonos, tonos mas naturales, combinables con lo bello, caminé dando tumbos amparado en este grupo de cartas solo para darme cuenta que la respuesta estaba en casa, lo sabía, lo intuía, pero la lección era mas el aprender por que debía dejar de andar caminando dando tumbos, ahora voy lento pero sin tambalearme, se lo que busco y he logrado un poco ya, me he logrado afirmar en mi profesión como músico y se abren ante mi posibilidades creativas.

 El encuentro con uno mismo es una labor sin fin al parecer, una labor de amistad entre esas dos voces aparentemente en conflicto tantas veces, que sin embargo son incapaces de dejarse de amar, es una labor de aprender a escucharse sin juzgarse para poder entender las necesidades tan diferenciadas de estos aspectos de la personalidad, cuando comencé con el tarot tenía una vaga idea de lo que me aguardaba, pero estaba muy lejos de poder comprenderlo, aún enclaustrado en los clásicos conceptos cartománticos, encontraba toda clase de significados posibles en medio de mis propias indecisiones internas, sin embargo, tantos de ellos estaban ahí siempre de forma velada en mi interior haciéndome reaccionar de manera automática desde hace años, como parte de mis mecanismos de defensa ante un mundo que me pareció siempre mas hostil de lo que quisiera, ahora entreveo incluso aquellas ideas como parte de las voces y deseos de mi inconsciente por encontrarme con mi alma, encontré en las cartas el lenguaje de mi inconsciente en pos de establecer un diálogo permanente, uno sincero y lo mas libre de prejuicios posible, consciente de que siempre encontraré cosas desagradables, la perfección solo es un estado utópico que sirve como faro que solo marca la dirección pero no la distancia, escuchándome y siendo sincero conmigo he logrado ver que la mayoría de los problemas están en mi cabeza solamente, siendo mas bien mis mecanismos de acción, percepción y reacción los que me alejaban de una visión objetiva de mi exterior, las cartas me brindaron una reafirmación de mi particularidad e importancia en este mundo a la vez que me han brindado la humildad de saberme ínfima parte de un todo inconmensurable, la conjunción estos dos conceptos me entreabrió las puertas de esta nueva manera de ver el mundo, grande y pequeño a la vez, como conjunción de los opuestos, dentro de mi entre los engranes de mi conciencia y mis sentidos, Ometeotl, manera de percibir que permite ver el por que todo es posible, pues todo esta escrito, lejos de nuestra mente rectora en algún lugar recóndito de nosotros, están las variables que determinan como reaccionamos, lo que buscamos, lo que somos, lo que no somos y lo que nos negamos a acepar de nosotros e incluso lo que nos han inventado que somos;todo ello juega un papel fundamental a la hora de tomar nuestras decisiones, las cotidianas y las extraordinarias, maneras de pensar que consideramos naturales, acciones que nos parecen lógicas y que lo son, para nosotros, validas pero no aplicables en el 100 % de las situaciones, equilibrio entre la mente científica preocupada por el porcentaje y la artista dispuesta a aceptar de buena gana una excepción como una posibilidad de crear un mundo nuevo, bajo el amparo de estas dos visiones, todo es conocido y nuevo a la vez, pues todo contiene la semilla de irracional, buscando germinar dentro de la mente racional, que a veces es un terreno árido o lleno de espinas incapaz de dejar crecer una flor, flor que bien puede convertirse en un problema de jardinería; equilibrio el que se ve afuera es aplicable adentro, el que se encuentra adentro es aplicable afuera.

Humildad, una de las lecciones de este grupo de cartas que recorre el mundo desde hace al menos 600 años a saber por documentos, se encuentra uno tan pequeño ante las infinitas posibilidades de este pequeño grupo de cartoncillos, cada concepto asimilado encuentra cabida en el, como un salón de 78 sillas donde caben todas las percepciones del mundo, desde siempre, hasta siempre, un libro que habla lo mismo al rey que al sembrador, todos tenemos deseos, todos pensamos, todos sentimos, todos tenemos necesidades corporales y económicas como respuesta a las corporales y todos las graduamos de alguna manera invisible para nosotros, el tarot nos muestra estas actividades fundamentales del hombre, el símbolo y el número; conjugadas en 78 pedazos de cartón combinables de manera infinita, como nosotros, el tarot me parece, tal cual ha sido considerado un juego debe serlo para entender su significado mas profundo, exactamente como el ajedrez, un juego que nos permite dilucidar que hay en nuestra mente, aquello que de verdad deseamos disfrazado de mil cosas o mil personas, aquello que nos atemoriza, lo que nos hace sufrir y nos negamos a preguntarnos por que, aquello que nos enoja y aquellos que nos ilusiona, no hacia el exterior si no hacia adentro, hacia la propia percepción del mundo, la única que tendremos por valida, la que no buscaremos dar a nadie, ni por "bien" ni por "mal", pues nadie necesita otra verdad mas que la suya propia, la mas profunda, la que escapa a las palabras humanas, la que se encarga de ser y estar; esta aquí lo común y lo extraordinario reunidos en cada uno, esa cama conceptual compartida sobre la que todos caminamos sin darnos cuenta.

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